lunes, 11 de mayo de 2009

INFLUENCIA DE LA EDUCACION MUSICALEN EL APRENDIZAJE DE LOS NIÑOS

La música ejerce un impacto directo sobre la tonalidad del ser infantil, para el niño, es sinónimo de movimiento, el juego, actividad, emoción. En sus primeros contactos con la música.

El psicólogo musical norteamericano James Mursell, dice: "la musicalidad constituye una de las aptitudes más valiosas de tipo humanista".

La música, del mismo modo que la expresión corporal rítmicas constituye no sólo importante factor de desarrollo estimulante existente, sino también un medio inestimable para calmar las tensiones y desequilibrios, el exceso de energía del niño.

De acuerdo con las características que representa la música esta pudría llegar a constituir una actividad habitual, integrada en la vida escolar del niño y la niña.

La pedagogía musical ha destacado la necesidad que tiene el niño de moverse, de estar activo. El ritmo ha pasado a ocupar un lugar clave dentro y fuera de las actividades musicales.

La influencia de la educación musical en el nivel inicial es importante porque así nos nutrirnos de la sensibilidad y la emotividad de los niños y niñas enseñándolos a conocer la belleza y a descubrir el placer estético.

A través de una educación musical adecuada en la que se enseña a los niños y niñas puedan tener un buen desarrollo de la sensibilidad estética y de una vida emotiva.

Capítulo I.

Importancia de la Músicaen la Educación


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El ser humano en proceso de la educación, manifiesta una personalidad propia. Un aspecto de especial relieve para la educación es el de las capacidades sensoriales. A través de la educación de los sentidos, los niños desarrollan su fantasía e iniciativa individual, se expresan, se comunican y aprenden a integrarse en el grupo.

La principal ocupación de los niños en sus primeros años es el juego y en el ponen en acción sus sentidos para ir conectando con el mundo que les rodea e ir consiguiendo una serie de experiencias y conocimientos. A través de los juegos de orientación sensorial y diversas, irá adquiriendo aptitudes y habilidades y llegará a establecer relaciones, contrastes y diferencias.

La educación musical intenta hacer de cada alumno un creador, un intérprete y un ejecutor del arte de la música; igualmente busca interpretar el deseo de expresarse a través de sus facultades emotivas y su imaginación creadora. Por lo tanto todo profesor dedicado a la enseñanza de la música se ha de sentir educador hasta lograr que la música sea para el niño una expresión, un lenguaje. Cada persona extrae de la música sentimientos diversos. En está individualidad de asimilación y reacción ante el hecho sonoro existe un cierto denominador común de inteligencia, sentimientos y respuestas.

La música sugiere una respuesta única, humana y un modo de expresarse con ésa riqueza de variedad de matices que pone el a individualidad.

1.1. La educación musical en la actualidad y su incidencia en la sociedad.

Desde el nivel inicial se hace necesaria y prescindible la educación musical, es poner la música al alcance de todos para su disfrute y valoración como parte de la formación integral de todos los seres humanos, una vez alcanzado este objetivo podemos cultivar el amor por la música al punto de querer hacerla un modo de vida; es decir formar a un músico profesional.

Para abordar la incidencia social de la música partiendo desde la actividad en las escuelas primarias, debemos mencionar que la actividad de los profesores en educación musical está centrada en la enseñanza de la música, principalmente el canto y la ejecución de instrumentos musicales, sin embargo podemos aprovechar la música en el diseño y aplicación de estrategias para la formación en valores. La música como recurso pedagógico enriquecerá la formación integral del niño.




PERRENOUD - APRENDER EN LA ESCUELA A TRAVES DE PROYECTOS

La metodología de proyecto ha sido primero asunto de algunas corrientes de pedagogía activa. El proyecto, como la "escuela del trabajo", el "texto libre", la "correspondencia" o la "clase cooperativa", se inscribían en una oposición a una escuela pública autoritaria, centrada en el aprendizaje memorístico y en el ejercicio.

Hoy en día, la escuela pública es un melting pot de todo tipo de ideas cada vez menos nuevas, las que en su origen se han desarrollado de manera marginal. En las prácticas, la unión entre pedagogías tradicionales y pedagogías alternativas sigue siendo globalmente una mezcla de aceite y vinagre, un poco menos desequilibrada en la escuela primaria que en el segundo grado. A nivel de las intenciones y de los discursos, por el contrario, es difícil decir hoy día a quién pertenece la "metodología de proyecto". Ciertamente, ésta sigue siendo uno de los temas fuertes de ciertos movimientos pedagógicos, como el Grupo francés de educación nueva, pero cualquiera se siente autorizado a reclamar para sí la metodología de proyecto, sin necesidad de estar afiliado a un movimiento específico.

La amplitud variable de las fases de la metodología de proyecto y el conjunto de las prácticas de enseñanza-aprendizaje en las que ellas se insertan no hace sino aumentar la confusión. En su visión más ambiciosa, la metodología de proyecto es la espina dorsal de una pedagogía del proyecto como manera común de construcción de los saberes en la clase. En el otro extremo, es una actividad entre muchas otras, que yuxtapone la resolución de enigmas, las palabras cruzadas o el concurso de cálculo mental en la vasta gama de estrategias que apuntan a hacer menos áridos los aprendizajes y a implicar a los alumnos, ya que el "saber puro" es poco movilizador.

Es entonces difícil ponerse de acuerdo sobre aquello de que se habla. Cada profesor tiene, probablemente, una relación personal con los proyectos, en la vida y en la sala de clases. Algunos, cortados de toda cultura en pedagogía activa, son reducidos al sentido común y al espíritu del tiempo y juegan para sí mismos una visión artesanal del proyecto. Otros, se sienten miembros de un movimiento pedagógico y/o de un equipo en los que la pedagogía y la metodología de proyectos tienen una historia y una significación identificables.

Hablar de pedagogía del proyecto como principio general de organización del trabajo corre el peligro de hacer huir de manera bastante rápida a todos aquellos que no adhieren a una pedagogía definida, pero hacen lo propio en el abanico de las estrategias propuestas por la tradición, los formadores, los investigadores en didáctica, los movimientos pedagógicos u otras corrientes, como la gestión mental.

Hablar de estrategias del proyecto presenta la ventaja de no apartar de golpe a todos aquellos para quienes trabajar por proyectos no constituye una orientación global, sino una manera entre otras para poner a trabajar a los alumnos. Comencemos el análisis en este nivel, sin duda menos exigente y menos coherente, pero que puede comprometer el debate en el círculo que se va agrandando, de aquellos que ya no ven el oficio de alumno como una sucesión de clases magistrales que deben escuchar religiosamente y de ejercicios que deben hacer escrupulosamente.

¿Cuáles son entonces, las razones para elegir una metodología de proyecto? Si las lógicas que presiden la elección de un tipo de actividad o de otra fueran claras y compartidas, dispondríamos de una trama conceptual en la cual podríamos situar la estrategia de proyecto. Desgraciadamente, no disponemos de tal referente como algo adquirido. Procedamos entonces a la inversa y partiendo de una definición provisoria de la metodología de proyecto, tratemos de ver para qué sirve y lo que se puede esperar de ella. Una vez establecido este inventario, será el momento de preguntarse si otras actividades cumplen las mismas funciones o dicho de otro modo, con qué entran en competencia directa las estrategias de proyecto y en qué áreas constituyen el único recurso.

La definición provisoria es tomada de la unidad de integración "Complejidad y gestión de proyecto" de la Licenciatura Enseñanza y en particular, del marco propuesto a los estudiantes cuando son invitados, en colaboración con un formador de terreno, a conducir una metodología de proyecto durante dos semanas y por aproximadamente la mitad del tiempo de clases.

  • Una estrategia de proyecto:
  • Es una empresa colectiva dirigida por el grupo curso (el profesor o profesora anima, pero no decide).
  • Se orienta a una producción concreta (en el sentido amplio: texto, periódico, espectáculo, exposición, maqueta, mapa, experiencia científica, baile, canción, producción manual, creación artística o artesanal, fiesta, encuesta, salida, manifestación deportiva, rallye, concurso, juego, etc.);
  • Induce un conjunto de tareas en las que todos los alumnos pueden implicarse y jugar un rol activo, que puede variar en función de sus medios o intereses;
  • Suscita el aprendizaje de saberes y de procedimientos de gestión de proyecto (decidir, planificar, coordinar, etc);
  • Favorece, al mismo tiempo, aprendizajes identificables ( al menos inmediatamente después) que figuran en el programa de una o más disciplinas (francés, música, educación física, geografía,etc).
  • La estrategia es voluntariamente definida por sus modalidades antes que por su filosofía, puesto que en formación inicial una parte del trabajo de análisis ex post consiste justamente en identificar las razones para comprometerse de manera más o menos regular en tales procedimientos, en la escuela primaria y sobre la base de una experiencia.

    Los formadores responsables de esta unidad se han dado cuenta, con el correr de los años, que era probablemente necesario decir algo más para que el análisis no se pierda en una diversidad excesiva de estrategias.

    Es por esta razón que ha parecido útil delimitar mejor lo que puede esperarse de la metodología de proyecto para incitar a los estudiantes y a sus formadores de terreno a situarse más claramente en este nivel, antes de sumirse en los contenidos y en los aspectos prácticos.

    ¿Qué se puede esperar de tal metodología? Se ve claramente que ella no está conectada a ninguna disciplina en particular. Una metodología de proyecto en ciencias, para iniciar por ejemplo en la metodología experimental, presenta especificidades. En francés, si se pretende desarrollar la postura de un autor o una actitud metalingüística, es esto lo que impregnará la metodología.

    No obstante, no entraremos aquí en lo que particulariza la metodología de proyecto según las áreas de las disciplinas. Limitémonos a bosquejar respuestas comunes, sabiendo que su validez no es igual, según se trate de geografía o de educación física. Del mismo modo, admitamos que una metodología de proyecto puede seguir siendo esencialmente interna a una disciplina, que puede concernir a varias o aún más, apuntar a aprendizajes "no disciplinares", del orden de la socialización o de las "competencias transversales".

    Sostendremos aquí que una metodología de proyecto, en el marco escolar, puede apuntar a uno o a varios de los siguientes objetivos:

    1. Lograr la movilización de saberes o procedimientos, construir competencias.

    2. Dejar ver prácticas sociales que incrementan el sentido de los saberes y de los aprendizajes escolares.

    3. Descubrir nuevos saberes, nuevos mundos, en una perspectiva de sensibilización o de "motivación".

    4. Plantear obstáculos que no pueden ser salvados sino a partir de nuevos aprendizajes, que deben alcanzarse fuera del proyecto.

    5. Provocar nuevos aprendizajes en el marco mismo del proyecto.

    6. Permitir identificar logros y carencias en una perspectiva de autoevaluación y de evaluación final.

    7. Desarrollar la cooperación y la inteligencia colectiva.

    8. Ayudar a cada alumno a tomar confianza en sí mismo, a reforzar la identidad personal y colectiva a través de una forma de empowerment, de toma de un poder de actor.

    9. Desarrollar la autonomía y la capacidad de hacer elecciones y negociarlas.

    10. Formar para la concepción y la conducción de proyectos.

    A estos objetivos, se agregan beneficios secundarios:

    • Implicar a un grupo en una experiencia "auténtica", fuerte y común, para volver a ella de una manera reflexiva y analítica y fijar nuevos saberes;
    • Estimular la práctica reflexiva y las interrogantes sobre los saberes y los aprendizajes.
    para mas información ver http://www.unige.ch/fapse/SSE/teachers/perrenoud/php_main/php_2000/2000_26.html

    Elementos para el estudio semiótico de la cognición musical

      1. La cognición enactiva: el saber/acción

    Uno de los elementos más atractivos de introducir el concepto de competencia en los estudios de semiótica musical, es el carácter activo-operativo-ejecutor de esta noción. Frente a las explicaciones estilísticas basadas exclusivamente en reglas o códigos, la competencia introduce un agente operador dinámico, un elemento de acción. Existe varias orientaciones recientes en los estudios cognitivos y de la percepción visual que afirman que los procesos de comprensión y aún de percepción, son resultado de una participación activa por parte del sujeto, y no de un mero registro pasivo, por medio de los sentidos, de la información que acontece en el ambiente en un ámbito de realidad ajeno al sujeto, a sus sentidos y potencialidades nerurofisiológicas y cognitivas.

    Una de las corrientes más atractivas de estos estudios es el que se ha dado llamar enactivismo y que ha sido desarrollada principalmente por Francisco Varela (1946-2001). Biólogo de formación, Varela trabajó junto a Humberto Maturana en lo que ambos denominaron la teoría de la autopoiesis (Maturana y Varela 1980 y 1988). Se trata de una concepción epistemológica que tomaba en cuenta en el rol del observador en la constitución de la realidad.

    El concepto de autopoiesis define lo vivo; es decir, un sistema que genera la red de componentes que lo integran. 1

    Pero para comprender mejor su posición con respecto a la cognición humana, es pertinente revisar brevemente algunas de las orientaciones básicas de los estudios cognitivos. Podemos identificar estas corrientes principales en los estudios cognitivos: el cognitivismo clásico o representacionismo, el conexionismo, el construictivismo radical y los enfoques enactivistas.

      1.1. Teorías cognitivas representacionistas

    Para el cognitivismo clásico, la cognición consiste en el procesamiento de información como computación simbólica. Es la manipulación de símbolos que realiza la mente a partir de reglas específicas. Funciona con cualquier dispositivo que pueda representar y manipular elementos funcionales discretos, es decir, símbolos o signos. En esta concepción, el sistema interactúa solamente con el aspecto formal de los símbolos, no con su significado. El procesamiento cognitivo opera correctamente cuando los símbolos representan adecuadamente un aspecto del “mundo real” y el procesamiento de información conduce a la resolución adecuada de un problema planteado al sistema (Varela 1988: 43-44 y Varela, Rosch y Thompson 1992: 67).

    >Desde esta perspectiva, la mente funciona fundamentalmente como un ordenador: posee un proceso de input por el que se registran, a través de los sentidos, la información del exterior. A continuación esta información es “traducida” a símbolos manejables por la mente. Estos símbolos se transforman dentro de lo que se ha dado en llamar la “caja negra”. Posteriormente, la mente produce un output que es la respuesta del sujeto al estímulo recibido del medio ambiente; pero esta respuesta esta mediada por un proceso de cognición y no se puede reducir a un reflejo condicionado. Esta perspectiva concibe que toda la actividad cognitiva se concentra en un sistema centralizado del que depende todo el proceso: la mente o su “caja negra”. Para esta noción, el cuerpo aparece separado y ajeno a la mente y no interviene (o lo hace muy discretamente) en las tareas cognitivas.

    Vistos desde esta orientación, los procesos de percepción resultan sumamente pasivos. Los sentidos, que se pueden entender como los “periféricos” de la mente-ordenador, se limitan registrar pasivamente los acontecimientos que suceden fuera de esta. Así las cosas el elemento más importante del trabajo de cognición de la mente radica en la traducción a términos simbólicos de los elementos captados directamente de la realidad extramental. El entorno adquiere un estatus de objetividad ontológica: los objetos del mundo poseen cualidades, rasgos o atributos y objetivos independientes del organismo que los percibe de tal suerte que cualquier observador los podrá notar en condiciones suficientes de objetividad. Por su carácter representacional, esta aproximación es la que se ha encontrado más cercana a los estudios semióticos. La mente trabaja con signos de la realidad y es papel de la semiótica el estudio de la relación que existe entre éstos y aquella. 2

    1. 1.2. Teorías cognitivas conexionistas


    La orientación conexionista concibe la cognición como la emergencia de estados globales a partir de una red de componentes simples. Opera por medio de reglas locales que rigen operaciones individuales y de reglas de cambio que gobiernan las conexiones entre los elementos. Un sistema así planteado funciona adecuadamente cuando las propiedades emergentes (y la estructura resultante) se corresponden con una aptitud cognitiva específica, es decir, cuando es capaz de ofrecer soluciones adecuadas para la tarea requerida (Varela 1988: 76-77 y Varela, Rosch y Thompson 1992: 126).3

    Para entender mejor esta orientación, consideremos cómo sería para el conexionista los procesos de percepción musical. Éste comenzaría por la exploración de unidades atómicas mucho más discretas de aquellas que podemos identificar como rasgos estilísticos y que equivaldrían a un nivel atómico-neuronal: alturas, relaciones interválicas, métrica, patrones rítmicos a nivel celular, etc. Sin embargo, también se incluyen estructuras temporales, de alturas o incluso formales de mayor dimensión. Pero siempre permanecen aisladas en parámetros simples. Son exploradas de manera inconexa y desarticuladas con respecto a otros parámetros. El conexionismo considera que la mente es capaz de procesar toda esta información simultáneamente, en paralelo, aplicando criterios y constricciones distintas en cada proceso.

    Desde esta perspectiva, las unidades estilísticas de mayor rango como los tipos estilísticos o los tópicos se producirían por la conceptualización emergente de la interacción de estos procesos. Nunca existe una correspondencia uno a uno entre una unidad y el concepto que representa. Las mismas unidades o conjunto de unidades pueden representar conceptos distintos dependiendo del tipo de trabajo que se realice (Bruce y Green 1994: 314). De este modo, esta manera de entender la cognición musical se libera de nociones atomistas por dos motivos: un elemento estilístico puede emerger de la exploración de unidades demasiado pequeñas como para ser consideradas como rasgos característicos de un estilo o tipo de música. Además, éstas se pueden localizar en zonas distintas y de una forma fragmentada tal, que un estudio estilístico basado en elencos de rasgos se rehusaría a considerarlos como estilemas.

    Sin embargo, el conexionismo prevé dos tipos de trabajo. El primero de carácter más biológico-neuronal, se refiere al procesamiento de estas unidades atómicas. El segundo entraría ya dentro del ámbito de la competencia musical y consiste en la articulación de la interacción de todos las redes simples en unidades globales emergentes. El único requisito para la validación del rasgo estilístico emergente, es que su selección permita la continuación y productividad del trabajo perceptivo ulterior dentro de la misma obra o estilo.

    Dos de los principales aportes del conexionismo a la discusión de los modelos mentales han sido: 1) evadir el concepto pasivo de la percepción y 2) sugerir que la mente desarrolla aquello que se percibe para dar forma a al realidad. Otro de los elementos que introdujo la investigación cognitiva de tipo conexionista es la posibilidad de trascender la dependencia en las representaciones mentales que padecía la concepción de la mente como un ordenador del cognitivismo clásico. Esto último torna incómoda esta orientación con respecto a los estudios semióticos pues ¿que relevancia tendrían éstos una vez que la dimensión representacional de la mente se ha abolido? Esto explica porque la semiótica no se ha aprovechado del discurso conexionista.

    No es este el lugar para debatir al respecto. Simplemente afirmaré que la posición enactivista y los nuevos aportes de la mente corporizada y la cognición corporal hacen requerir el elemento semiótico en la cognición. De cualquier modo, he de adelantar que no considero en absoluto indispensable para el estudio semiótico el asumir que la mente traduce a símbolos cada uno de los elementos que localiza en una realidad “objetiva” y ajena al sujeto que la percibe. La dimensión semiótica de la percepción-cognición es incuestionable.

      1.3. Teorías constructivistas radicales

    En contraste con las aproximaciones representacionistas del cognitivismo clásico, también conocidas como “realismo ingenuo”, el constructivismo radical defiende que el universo se genera a partir del trabajo del observador y de la cultura que condiciona al sujeto a percibirlo de tal o cual modo. Tomando como punto de partida a Protágoras y su máxima “el hombre es la medida de todas las cosas: de las que existen, como existentes; de las que no existen, como no existentes”, autores como el matemático, físico y cibernético austríaco Heinz Von Foerster ponen en entredicho la pretensión de objetividad de la investigación científica.4 El concepto de objetividad establece que las propiedades de un observador no entran en la descripción de sus observaciones. Sin embargo, para Foerster, la objetividad no es más que una ilusión falaz, la “ilusión de que las observaciones pueden hacerse sin un observador” (Watzlawick y Krieg 1994: 19).

    Según los principios enunciados por Von Foerster, el constructivismo emerge cuando la noción de descubrimiento es sustituida por la de invención. La ciencia sería no más que un arte de hacer distinciones. El observador es el que crea un universo, el que hace una distinción. La objetividad es creer que las propiedades del observador no entran en las descripciones de sus observaciones y la verdad es simplemente el invento de un mentiroso (Watzlawick y Krieg 1994: 32).

    De este modo, según el contructivismo radical:

    <>El mundo ahora no es otra cosa que la construcción de un observador. Cualquier investigación cuidadosa respecto de una observación determinada, remite inevitablemente a las cualidades del observador y sus interacciones con otros observadores. La clásica distinción entre sujeto y objeto no se sostiene. La objetividad ha quedado sepultada, la realidad es un resultado cuya autoría es atribuible a los propios seres humanos: El hombre es la medida de todas las cosas (López Pérez 1996).

    Basado en ideas constructivistas similares, en la epistemología psicológica de Piaget y las teorías ecosemióticas de Jakob von Uexküll (1957), Mark Reybrouck se encuentra desarrollando una teoría que pretende extraer las bases biológicas de la saber musical (Reybrouck 2001). 5 Su aproximación a la enactive listening resulta muy prometedora y existen muchos puntos de contacto con el trabajo que presento en esta tesis. Sin embargo, existen algunas divergencias sobre todo en el modo de interpretar la cognición enactiva. Considero que el perfil constructivista de la cognición es fundamental y que es necesario implementar una visión de este tipo para superar las limitaciones y reduccionismo del “realismo ingenuo”. Pero abrazarlo sin ningún tipo de reserva crítica, nos conduciría a caer en los mismos errores.

    Es evidente que no podemos escindir la realidad del las propiedades, límites y constricciones del sujeto que la observa, la describe o interactúa con ella. Pero como afirma el filósofo especialista en Pensamiento Complejo Emilio Roger, 6 pensar que todo el universo es producto de nuestra cultura y construcciones personales es simplificar el problema de manera similar a como hace el representacionismo clásico según el cual la realidad es ajena a quien la percibe y está dada de antemano. Los retos a los que se enfrenta la ciencia y el conocimiento en la actualidad, se complican por la introducción de una nueva pregunta. Ahora la ciencia tiene que responder simultáneamente a dos cuestiones fundamentales. Por un lado seguimos preguntándonos cómo es el mundo, que es eso que hay allí afuera de la mente. Pero por otro lado, ahora debemos de integrar la pregunta de cómo funciona mi mente cuando intenta comprender el mundo externo.

    Toda empresa científicocognoscitiva que se pretenda no reductivista debe incluir ambas interrogaciones. El enactivismo cognitivo tal y como lo formulan Francisco Varela, Eleanor Rosch y Evan Thompson, se dirige a esta dirección.

      1.4. La cognición como acción

    La enacción concibe la cognición como acción efectiva. Cuando percibimos realizamos una suerte de acoplamiento estructural, un ensamblaje similar al de dos piezas un puzzle, entre las propiedades de nuestros sentidos y la de los objetos que observamos. De este modo, las ideas que construimos sobre el funcionamiento del mundo, responden a las historias de acoplamientos que hemos tenido con ese fragmento de universo. Esta historia, a su vez, está mediada por toda nuestra cultura. En otras palabras, es una historia de acoplamientos estructurales-corporales entre el perceptor y lo percibido que enactúa con el medio haciendo emerger un mundo. Funciona a partir de una red de elementos interconectados capaces de cambios estructurales durante una historia de acoplamientos ininterrumpidos. La red consiste en niveles múltiples de subredes sensorio-motrices interconectadas. La eficacia del sistema cognitivo se corrobora cuando el propio proceso se transforma en parte de un mundo de significación preexistente o configura uno nuevo (Varela 1988: 108-109 y Varela, Rosch y Thompson 1992: 240).

    Para la enacción, el meollo del asunto no está en la representación de un “mundo real” pre-dado y externo a la cognición (realismo o representacionismo ingenuo). Tampoco en la proyección de un mundo interno subjetivo también dado de antemano (idealismo o constructivismo radical). La enacción evita este tipo de concepciones porque las considera sumamente reductivistas. Para la enacción el mundo emerge de la interacción del organismo con su entorno y ninguno de los dos puede faltar en una descripción de éste. Tampoco puede faltar la especificación de la acción misma. En efecto, según esta orientación, la cognición es acción. Es más, es acción corporizada. Depende de experiencias originadas en un cuerpo, indisociado de la mente, poseedor de diversas actitudes sensorio-motrices, las cuales se encuentran ancladas, simultáneamente, en un amplio contexto biológico, psicológico y cultural. El conocimiento no radica en la mente ni en la sociedad ni en la cultura. No en cada uno de estos estamentos aislados; ni siquiera en el conjunto de los tres.
    El conocimiento se genera por y en la interacción de las tres.

    Desde esta perspectiva, la percepción no es la mera captura de rasgos de un objeto del mundo real dado de antemano, sino una guía para la acción del perceptor en/con el mundo que percibe/crea. De este modo, “las estructuras cognitivas emergen de los modelos sensorio-motores recurrentes que permiten que la acción sea guiada perceptivamente”. La enacción no se interesa tanto por la manera de representar el conocimiento sino por los procesos por medio de los cuales el perceptor guía sus acciones en su situación local donde el punto de referencia no es la situación en sí misma sino la propia estructura sensorio-motriz. La percepción no es un registro pasivo de rasgos externos sino una forma creativa de significación enactiva basada en la historia corporizada del sujeto. El mundo y la mente emergen juntos durante el mismo proceso cognitivo (Varela, Rosch y Thompson 1992: 202-206).

    Para los semióticos, la resistencia representacional del enactivismo puede ser motivo de alarma. Esto no es sino una simple impresión que debe ser reconsiderada a luz de una clarificación de la definición de representación y de la noción de “mundo real”. Para sus defensores, el enfoque enactivo de la percepción no procura determinar cómo se recobra un mundo independiente del perceptor, sino determinar los principios comunes de ligamiento legal entre los sistemas sensoriales y motores que explican cómo la acción puede ser guiada perceptivamente en un mundo dependiente del perceptor (Varela, Rosch y Thompson 1992, 203).

    No es este el lugar para abrir una discusión al respecto. Diremos simplemente que esa descripción de los vínculos causales que determinan la acción cognitiva pueden ser estudiadas por medio de las potentes operaciones lógicas de la semiótica peirciana. Y eso es precisamente lo que pretendo demostraren esta tesis. Por otro lado, nuevas versiones de la cognición corporizada han matizado la reacción del enactivismo de Varela contra el concepto de representación (cf. Clark 1999: 199-204). La cognición requiere de la representación sígnica para realizar su tarea.

    Por el momento señalemos los aportes de la cognición enactiva:

    • Introduce el cuerpo como coparticipador activo en los procesos de cognición.
    • Introduce una dimensión interactrivista entre los elementos del objeto percibido y las propiedades, facultades y constricciones del sujeto perceptor.
    • Contempla la interacción de todas las variables posibles en la percepción y cognición de los fenómenos: variables físicas, biológicas, culturales, psicológicas, etc.
    • Rearticula las variables de un modo no lineal: la cognición no se puede reducir a una relación causal debida a una variable en solitario sino a las constricciones que emergen de la interacción de todas ellas.
    • La mente forma parte del cuerpo y éste de aquella. El trabajo de cognición involucra todos los recursos del ser humano.
    • La mente forma parte del entorno, del mundo externo. Esta es parte de aquél y aquel es parte de ésta. Comprender el mundo significa crear un continuo fluido y constante entre la mente y el entorno.

    Precisamente, el concepto de competencia que me interesa, permite modelar la fuerza motriz que produce y promueve un acoplamiento estructural cuando intenta comprender y generar sentido con/en/a partir de la música. La competencia provee de estrategias por medio de las cuales la mente musical instaura continuos cognitivos con los objetos musicales. La competencia es la instancia que nos permite interactuar con la música. La cognición es una acción corporizada guiada por la percepción en donde las cualidades del objeto musical percibido, negocian con la competencia para unificarse en un sólido acoplamiento. El ensamblaje resultante puede abordarse desde la perspectiva de la competencia del escucha modelo pues en él se unifican las propiedades perceptuales de la obra (en forma de competencia demandada por ella para ser comprendida) y las habilidades de un escucha (la competencia del escucha modelo). Esto lo podremos entender mejor a partir de la Teoría Ecológica de la percepción visual de Gibson.

      1.5. La teoría ecológica de la visión de Gibson: las Affordances

    A la luz de las recientes investigaciones en las ciencias cognitivas, algunas teorías de la percepción visual desarrolladas durante los sesenta y setenta como las de Gibson o Neisser, han recobrado interés. La teoría ecológica de la percepción visual de Gibson (1966 y 1979) es profundamente anticonstructivista. De hecho, su realismo pareciera contradecir los principio de la enacción toda vez que para el teórico el entorno externo ya está de por sí estructurado. Sin embargo, a la luz de las teorías enactivas, podemos hacer una lectura puntual de los puntos más importantes y relevantes para nuestra aproximación.

    Según Gibson:


    la función del cerebro no se concentra en decodificar señales, ni interpretar mensajes o aceptar imágenes... La función del cerebro no consiste tampoco en la organización del input sensorial o la de procesar datos... Los sistemas perceptivos, incluidos los centros nerviosos de varios niveles hasta el cerebro, son formas de buscar y extraer información en el ambiente sobre el campo fluctuante de energía ambiental (Gibson 1966: 5).

    Para Gibson, la percepción no requiere de imágenes mentales, entre otras cosas por su realismo y convicción en la estructuración del medio externo. Sin embargo, las señalizaciones del teórico trascienden con mucho este nivel de realismo ingenuo. En primer lugar, afirma que los organismos tienen la propiedad de ser sensibles a esta estructura. Pero también admite que la percepción es una relación mutua y continua entre organismo y entorno. Para él, esto se debe a que las especies, por medio de la selección natural, desarrollan unos sistemas perceptivos adecuados para el entorno que habitan. Pero al mismo tiempo, cada individuo en particular tiene la posibilidad de perfeccionar sus sistemas perceptuales a partir de sus características fisiológicas singulares y la naturaleza de su entorno específico (incluyendo el cultural en caso de los humanos) y de su desarrollo personal.

    De este modo, cada individuo posee habilidades filogenéticas y ontogenéticas que le permiten extraer la información pertinente de su entorno para lograr la supervivencia. En efecto, la pertinencia de determinados fenómenos que el individuo considera para su percepción está determinada por la importancia que éstos tienen para sus actividades básicas como resguardo, alimentación y reproducción. La interacción continua y dinámica entre entorno y organismo a través de la percepción, hace que el primero adquiera una dimensión significativa para el segundo en función del complejo de acciones que el individuo realiza sobre el medio.

    En efecto, para Gibson objetos y eventos se relacionan con los organismos perceptuales por medio de cierta “información estructurada” que les posibilita realizar ciertos tipos de acción con ellos. A la información que un objeto ofrece perceptivamente sobre su posible uso al organismo perceptor, Gibson la llama “affordance”. Literalmente, las affordances son “invitaciones al uso presentes en la morfología de cada objeto y que comunican su función... anticipa la postura o la intervención del cuerpo sobre el objeto mismo” (Volli 200: 200)

    Las affordances son como las prestaciones que un objeto ofrece a un usuario y que éste es capaz de conocer en el momento mismo de la percepción. Cuando vemos un vaso sabemos que su affordance fundamental es la de contener líquidos y permitirnos beberlos. La de un zapato es la de proteger el pie cuando caminamos. Las affordances se conforman y desarrollan a partir de esa historia de acoplamiento estructural entre los sujetos y los objetos. Por ejemplo, en ciertos contextos y situaciones, hay sujetos que son capaces destapar la chapa de una botella con una llave. Está habilidad desarrollada por ciertos individuos, forma parte de las affordances con que éstos perciben ese objeto (las llaves). En efecto, las prestaciones que alguien observa en un objeto pueden ser no pertinentes y hasta desconcertantes para otro.

    En ocasiones nececitamos un instrumento que no tenemos a mano y recurrimos a sustitutos. Entonces empleamos un cuchillo como destornillador o un zapato como martillo. Las affordances se establecen de acuerdo a la tarea que nececitamos realizar y estos usos atípicos amplían las posibilidades perceptivas de los objetos. Pero nótese que éstas se circunscriben a acciones puntuales. Si nececitamos clavar un clavo y lo único que tenemos a mano son unos zapatos, no nos interesamos por su color, marca o el tipo de piel con el que están manufacturados. Elegiremos aquél que tenga un tacón adecuado y que nos permita manipularlo del modo que deseamos. Pero si lo que queremos es impresionar a alguien con nuestra elegancia, las affordances pertinentes del mismo objeto cambian. En este caso si que me importa el color, estilo, materiales, la marca, la combinación que hace con mi pantalón y hasta el precio. Lo curioso es que cuando estamos inmersos en una acción determinada, no vemos los mismos objetos a través de las affordances propias de otras acciones.

    En López Cano (2002) expuse un caso particular en el que un objeto musical era considerado como perteneciente a uno u otro género musical dependiendo de las affordances que un usuario detectaba en él. En un experimento familiar solicité a mi madre y a mi tío que identificaran el género al que pertenecía un fragmento de música bailable de los cincuenta. Mi tío aseguraba que se trataba de un Boogie boggie (forma bailable cercana cronológica y estructuralmente al rock and roll pero con pertenencia a una tribu social diferente) entre otras cosas por que le permitía agitar el dedo rítmicamente marcando el “swing”. Mi madre, por su parte, aseguraba que se trataba de un Mambo pues podía sacudir los hombros violentamente a la manera de las rumberas que bailaban este género en las películas mexicanas de principios de los cincuenta.



    Figura 1. Frank Sinatra marcando el swing



    Figura 2. Ninón Sevilla en Aventurera (1949) de Alberto Gout


    El ejemplo en cuestión era precisamente una animada fusión de boggie boggie y Mambo. Este tipo de hibridaciones genéricas entre la música bailable cubana y la norteamericana fueron muy frecuentes en aquellos años. En concreto, Benny Moré y su Orquesta realizaron varios experimentos similares de combinación de Boggie boggie y Mambo. 7 Sin embargo, éstos no fueron muy difundidos entre el público mexicano que tenía como prototipo de Mambo a las creaciones emblemáticas de Pérez Prado (Mambo Nº 5, Mambo Nº 8, Que rico el Mambo, etc.).

    Lo curioso de mi pequeño experimento es que si se pensaba el fragmento como boggie boggie no era posible pensarlo como Mambo y viceversa. La competencia musical de cada uno de los sujetos de mi experimento los había llevado a consideraciones musicales, conductuales y socio culturales distintas sobre el mismo ejemplo musical. Pero en ambos casos la gesticulación y actividades corporales que el fragmento les permitía hacer fue decisiva para su cognición. Los gestos del swing y de los movimientos de hombros fueron affordances distintas que cada uno detectó como pertinentes para su percepción. Éstas les permitieron “entrar” en mundos de sentido distintos. Cada uno de ellos construyó (o reconstruyó) una realidad cognitiva distinta pero basada en experiencias y conocimientos personales anteriores. Éstos mundos, sin embargo, no son “subjetivos”. Cada uno de ellos ha sido compartido y co-construído en colaboración de otros sujetos, a través del intercambio intersubjetivo de experiencias y conocimiento. En otras palabras, cada uno de ellos accedió a dos mundos sociales distintos a partir del mismo objeto musical.

    En efecto, las affordances se producen por las propias características del objeto y por las necesidades del individuo en acción (Gibson 1979: 127). Entre ambos se articula una negociación que culmina con la constitución de un campo significante con el cual el individuo significa y construye su entorno.8 Las affordances nos ayudan a determinar el modo en que organizamos y significamos el mundo. Nuestra acción semiótica sobre éste, está fuertemente determinada por las affordances. Quedan rastros de esta semiotización enactiva del mundo, en muchas actividades como los usos lingüísticos. Por ejemplo, si decimos “el florero esta sobre la mesa” y no “la mesa está bajo el florero” es en virtud de las affordances que hemos desarrollado para cada objeto a partir de las acciones que realizamos con ellos (Eco 1999: 189).

    Existen algunas posturas que limitan la pertinencia semiótica del estudio de las affordances. Volli, por ejemplo, alerta que no hay que olvidar que la función del objeto no tiene pertinencia semiótica en sí misma, pero la manera en que éste la comunica a un usuario potencial sí puede estudiarse semióticamente (Volli 200: 200-2001). Es necesario recordar que la aproximación enactiva a la cognición sugiere que entre acción y comprensión existe un continuo estructural. Conocer es actuar. Comprender es acción/interacción en/con el entorno. La semiosis es el trabajo de producción sígnica que ocurre durante los procesos de comprensión. La semiosis promueve, produce y es producia a su vez por la acción perceptiva o/corporal sobre los objetos y el entorno. Así que desde las bases del presente estudio, no podemos ser tan taxativos en estas distinciones de pertinencias.

    En esta investigación, una vez más, la competencia del escucha modelo es la que nos va a dictar qué affordances son las propias de los tonos humanos de José Marín y cuáles de ellas intervienen en la generación de historias que éstos relatan y en el ensamblaje entre letra y música.
    para mas información ver http://www.eumus.edu.uy/amus/lopezcano/articulo2.html

    Procesos Psicológicos Básicos: creatividad, aprendizaje e Inteligencia

    Inteligencia, aprendizaje y creatividad.

    Hoy en día la inteligencia es un tema que se encuentra en la mesa de muchas discusiones por parte de distintas disciplinas, como la psicología, la medicina, la filosofía, antropología e inclusive la informática. (Gardner, 2001) Hasta ahora se había medido la inteligencia humana con ayuda de tests en los que se ponían a prueba distintas capacidades entre las que destacan: la memoria, el razonamiento verbal, el razonamiento numérico, el reconocimiento de secuenciación lógica, la expresión y resolución de problemas.
    Pero se ha visto que esto ha sido un error, pues hemos estado tan interesados en medir la inteligencia dedicada a resolver problemas técnicos, que hemos olvidado otras habilidades del ser humano como son la comunicación afectiva o la inteligencia emocional. (Vallejo-Nágera, 1998)
    Al margen de que estas mediciones resultaron polémicas, comenzaron a sentarse los primeros intentos formales por definir a la inteligencia y evaluarla. Y de hecho estas tecnologías que en un principio buscaron medir la inteligencia, se emplearon en la educación formal desde la primaria hasta niveles superiores de educación, bajo la denominación de exámenes. Sin embargo, aún y cuando un número considerable de especialistas coincida en que una parte de la inteligencia se pueda heredar, no es del todo posible precisar las razones de los diferentes CI entre los grupos de seres humanos. Pero lo que sí esta mejor entendido es la influencia que tienen en los resultados de dichas pruebas, los aplicadores de las mismas, por pertenecer a la clase social que domina a un lugar. No existen pruebas científicas que avalen la existencia de una relación directa entre el CI de las personas y su nivel socioeconómico.
    Este concepto de inteligencia es un concepto de valor. Tal y como ser alto o bajo, hermoso o feo. Y en este sentido no se tendría mucho que hacer al respecto. (De Bono, 1998)
    Sin embargo debemos considerar que la inteligencia no es el resultado aislado de un solo tipo de facultad o potencialidad que refleje una simple capacidad humana; sino que implica una red compleja de potencialidades que interactúan entre sí para dar como resultado a un individuo capaz de responder de forma distinta ante situaciones diversas en menor o en mayor medida. (Gardner, 2001)
    Recientemente la teoría que más se ha impuesto es la de las inteligencias múltiples de Howard Gardner. El autor provee al individuo de un potencial biológico (genético) y otro psicológico (elementos cognitivos) los cuales procesan información que posteriormente es devuelta en forma de respuestas a problemas dentro de un marco cultural determinado. Por tanto, cuando queremos medir la inteligencia de un sujeto, lo debemos hacer basándonos en todas ellas, no sólo en unas cuantas. Esta teoría surge a raíz del conocimiento que el autor adquiere a partir de su trabajo con niños y adultos que presentaban algún tipo de lesión cerebral. Comienza por deducir que las personas poseen una amplia gama de capacidades en las que las personas puedan ser eficientes, pero en otras no necesariamente.
    Ahora bien, Gardner plantea originalmente la existencia de 7 tipos diferentes de inteligencias, las cuales son mencionadas a continuación:
    • Inteligencia Lingüística: hace mención a la sensibilidad especial hacia el lenguaje hablado y escrito. Considera a esta inteligencia ligada a la capacidad para aprender idiomas y emplear el lenguaje para lograr determinados objetivos. Abogados, oradores, escritores, y poetas.
    • La inteligencia lógico-matemática: supone la capacidad de analizar problemas de una manera lógica, de llevar a cabo operaciones matemáticas y de realizar investigaciones de una manera científica.
    • La Inteligencia musical: supone la capacidad de interpretar, componer y apreciar pautas musicales.
    • La inteligencia corporal-cinestésica: supone la capacidad de emplear partes del propio cuerpo, como la mano o la boca o en su totalidad para resolver problemas o crear productos. Bailarines, actores y los deportistas. Como también los artesanos, los cirujanos, los científicos de laboratorio, los mecánicos.
    • La inteligencia espacial: se refiere a la capacidad de reconocer y manipular pautas en espacios grandes (como lo hacen los navegantes y los pilotos) y en espacios reducidos (como hacen los escultores, los cirujanos, los jugadores de ajedrez, los artistas gráficos o los arquitectos.
    • La inteligencia interpersonal: la cual denota la capacidad de una persona para entender las intenciones, las motivaciones y los deseos ajenos y en consecuencia, su capacidad para trabajar eficazmente con otras personas. Los psicólogos, vendedores, los educadores, los médicos, los líderes religiosos y los políticos.
    • La inteligencia intrapersonal: la capacidad de comprenderse uno mismo, de tener un modelo útil y eficaz de uno mismo y de emplear esa información con eficacia en la regulación de la propia vida.

    Otra teoría que busca dar explicación a un elemento de la inteligencia es el pensamiento. De Bono en 1983 en A. de Sánchez (1997) distingue dos tipos de pensamiento: lineal y lateral. Al primero lo subdividió en natural, lógico y matemático. Estableció la mutua inclusión entre ambos como elementos distintivos y que en la práctica se complementan:
    Pensamiento Lineal:
    1. El pensamiento natural es espontáneo y primitivo
    2. El pensamiento lógico es secuencial y usa un sistema de Sí-No
    3. El pensamiento matemático se ejecuta con símbolos y reglas.
    para mas información ver http://www.tuobra.unam.mx/publicadas/051005165325-Procesos.html

    Música y mediación de la tecnología en sus procesos de aprendizaje

    En este artículo se revisan tres conceptos de música: la música como producto, como proceso, y como útil o herramienta. La unión de ellos permite construir un concepto abarcante de educación musical que tiene en cuenta las obras musicales, el hacer musical y los beneficios que produce la música atendiendo al contexto cultural donde ésta se manifiesta. Desde esta visión global de educación musical, se analiza el uso de la tecnología como mediador en los procesos de enseñanza y aprendizaje y se realiza una revisión somera de la investigación habida sobre la tecnología en los procesos específicos de aprendizaje musical. El artículo concluye en la difícil aplicación de la tecnología musical en la educación musical obligatoria y la relativamente fácil adaptación en la educación musical especializada y la formación de profesores en el sistema educativo español.



    para mas información ver http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1957892

    ¿Por qué los niños deben aprender música?

    El aprendizaje musical a edad temprana ha sido objeto de estudio desde las diferentes disciplinas que lo comprometen, como la pedagogía, la psicología y la música en sí misma. El ser humano en sus distintas etapas de formación y crecimiento puede potenciar muchas habilidades que fortalecen a otras áreas de desarrollo.

    Los distintos aprendizajes y la forma de acceder al conocimiento, así como los planos cognitivo, afectivo y psicomotor pueden verse favorecidos al iniciarse de manera temprana en el aprendizaje de la música.

    Este artículo se aborda desde la propia experiencia del autor en el campo de la educación musical, y recoge enfoques significativos en el proceso de aprendizaje. Incluye aspectos derivados de la teoría de las inteligencias múltiples, la inteligencia musical, los planos del proceso de aprendizaje, lo que hace generalmente un músico, la incidencia del aprendizaje de la música en la dimensión psicomotriz del niño, los beneficios del aprendizaje musical a edad temprana en términos de autoestima, cómo se forma el músico y una serie de reflexiones acerca del mito del talento, finalizando con algunas conclusiones desde la teoría y la práctica del proceso de enseñanza-aprendizaje de la música.

    EL PROBLEMA

    La oportunidad de la práctica artística a una edad temprana aporta valiosos elementos que deben estar presentes en la educación: amplían la imaginación y promueven formas de pensamiento flexibles, ya que forman la capacidad para desarrollar esfuerzos continuos y disciplinados a la vez que reafirman la autoconfianza en el niño.

    El arte en cualquiera de sus expresiones, permite una comunicación universal en la que todos de alguna manera, entiende, aprecia y expresa emociones y sentimientos. Es a través de los lenguajes artísticos como se establece sin palabras (pero con la participación del sentido estético y de otras áreas del conocimiento), acercamiento a otras facetas del género humano.

    En una revisión exhaustiva de cientos de estudios empíricos realizados entre 1972 y 1992, tres educadores relacionados con el proyecto “Futuro de la música” descubrieron que “la educación musical mejora el aprendizaje de lectura, lengua (incluidas lenguas extranjeras), matemáticas y rendimiento académico en general”1. En el mismo proyecto, los investigadores anotaron que “la música aumenta la creatividad, mejora la estima propia del alumno, desarrolla habilidades sociales y mejora el desarrollo de habilidades motoras perceptivas, así como el desarrollo psicomotriz”2.

    De igual forma estudios como la teoría de las inteligencias múltiples, planteada por el neuropsicólogo Howard Gardner, afirman que la inteligencia musical influye en el desarrollo emocional, espiritual y corporal del ser humano. Gardner afirma que “la música estructura la forma de pensar y trabajar, ayudando a la persona en el aprendizaje de matemáticas, lenguaje y habilidades espaciales”3.

    Se podría citar una gran lista de investigadores tanto del campo de la educación, como de la psicología, y de la música que corroboran las anteriores afirmaciones. Pero surge el interrogante ¿Cómo se logra a través del aprendizaje musical, todo lo mencionado anteriormente? ¿Por qué debe comenzarse temprano este aprendizaje? ¿Qué le aporta realmente a la vida de un ser humano, recibir formación musical?

    Bien puede decirse que cualquier disciplina que se emprenda con seriedad, contribuye a la formación como seres humanos. Pero ¿qué hay en el aprendizaje musical, que parece reunir características de una formación integral? Y la pregunta clave: ¿Por qué los niños deben aprender música? No es sólo la competencia en la disciplina, es ante todo como lo afirma Suzuki4, la búsqueda de un mejor ser humano que explora todas sus capacidades. Así que se puede partir de algunos principios sobre los cuales se sustentan las hipótesis anteriores:

    1. La teoría de las inteligencias múltiples. Gardner3 presenta una definición de inteligencia como “la capacidad que tiene un individuo de resolver problemas, o de crear productos que sean valiosos en uno o más ambientes culturales”. De manera que las inteligencias específicas o dominios cognoscitivos-adaptativos particulares tales como las habilidades visoespaciales, dependen de múltiples factores que pueden concentrarse en tres grupos:

    a. Factores genéticos.

    b. Factores ambientales.

    c. Factores relacionados con la integridad cerebral.

    para mas información ver http://colombiamedica.univalle.edu.co/VOL32NO4/musica.htm

    La música: un factor de evolución social y humana

    El vínculo de la música con la medicina y la creencia en su poder mágico y curativo se remonta a tiempos muy antiguos; pero sin duda fue Pitágoras, al afirmar que la música ejerce sobre el espíritu un poder especial, quien comenzó a darle una aplicación curativa y medicinal.

    La música era admirada y considerada un elemento de purificación; por eso los pitagóricos purificaban el cuerpo con la medicina, y con la música el alma. Afirmaban que la proporción y equilibro de las notas produce harmonia y orden, creando un lazo indisoluble entre salud y música. No sólo establecieron una especie de medicina musical para el alma, sino que al tener la creencia de que la música contribuía importantemente a la salud, la empleaban también para la curación de ciertas enfermedades.

    A través de la historia se ha comprobado que la música tiene la capacidad de influir en el ser humano en todos los niveles: biológico, fisiológico, psicológico, intelectual, social y espiritual

    EVOLUCIÓN DE LA MÚSICA Y CAMBIOS EN SU FUNCIÓN SOCIAL

    Antes de comenzar a hablar del valor formativo que posee la música, y de los efectos benéficos que ésta ejerce sobre el individuo, es de suma importancia dejar aclarado a qué tipo de música nos estaremos refiriendo.

    En las sociedades primitivas la música formaba parte de las actividades comunitarias. No había autor, no había obra, no había público. Los asistentes eran casi todos participantes, y las reglas de ejecución, selección de instrumentos, ritmos utilizados, etcétera, estaban supeditados a las circunstancias de la vida social y religiosa.

    Por muchos siglos la música continuó siendo una manifestación cultural colectiva, pero llegó un momento en que la comunidad comenzó a delegar su práctica a grupos especializados, dándose así la división entre músicos activos y público oyente. Sin embargo, la música seguía siendo accesible a la mayoría de las personas, dado que aún estaba asociada con los rituales y con las tradiciones sociales, por lo que, generalmente, el público era altamente receptivo y manifestaba su placer o su descontento ante el músico bueno y el músico improvisado.

    Con el paso del tiempo, el público fue adquiriendo un comportamiento más pasivo debido a las innovaciones cada vez más elaboradas que iban introduciendo los músicos especializados. La actividad musical del resto de la población quedó circunscrita a la ejecución doméstica de música más o menos simplificada y accesible para los aficionados. La música se fue volviendo compleja y terminó convirtiéndose en patrimonio de una minoría selecta, social y culturalmente. Los grandes músicos comenzaron a salir del anonimato, y la forma en que dominaban una técnica elaborada y refinada les fue dando prestigio. El pueblo comenzó a apartarse de la música culta o académica que no oía mas que en las iglesias, y muy eventualmente, en las antecámaras y jardines palaciegos, y empezó a cultivar otro tipo de música transmitida oralmente y adaptada a sus capacidades y necesidades sociales. Se abrió entonces una brecha entre la música culta y la música popular, que jamás volvería a llenarse.

    Durante los siglos XVIII y XIX, la música dejó de ser patrimonio exclusivo de monasterios y cortes, y se democratizó relativamente gracias a la multiplicación de los teatros de ópera y de los conciertos públicos. Sin embargo, el ritual asociado a estos sitios disuadía de asistir a una gran parte del público popular.

    Ya en el siglo XX, la comercialización de la música estimuló la formación de clases diferenciadas de oyentes, y los públicos se volvieron cada vez menos cultivados. Comenzó a componerse música de diferentes estilos según el público a quien estuviera destinada y según la demanda existente. Dado que es más redituable producir música fácil, que pagar a músicos profesionales ya sea para componer o para interpretar la música de calidad, la industria musical favoreció la aparición de un producto menos elaborado, de contenidos vacuos e insulsos, que resultara más rentable para los intereses comerciales. Esto determinó, por una parte, los mitos que rodean a la música culta: que es elitista, aburrida, incomprensible, cara e inabordable; y por otra, el falso prestigio atribuido a la música comercial, artificialmente creado en razón de las fabulosas cifras que reditúa a las industrias discográficas.

    La vida musical, en la actualidad, ha llegado a ser controlada por profanos, por negociantes astutos para quienes la música es, más que un arte, un bien de consumo como cualquier otro. Estos comerciantes han decidido dividir al público musical en dos familias de tamaño desigual: los aficionados a la música culta, y los aficionados a la música comercial. Mientras que el gran público sigue la moda sin ningún discernimiento, el aficionado educado comienza a formar parte de una minoría selecta cada vez más reducida y agredida sonoramente en su cotidianidad.

    La industria musical se encuentra en manos de un grupo de controladores que se ha atribuido la facultad de fijar las normas de la "buena música" y de decidir lo que le conviene al público, imponiendo, en nombre de un pensamiento o "gusto superior", lo que la mayoría debe escuchar. Esto ha llevado a que las multitudes estén cada vez menos cultivadas y sean totalmente sumisas a la presión de los medios de comunicación.

    Actualmente, la forma de escuchar de la mayoría de los públicos está condicionada por una apatía cultural. Lo que comenzó siendo un alimento para el espíritu de todas las sociedades, el arte de la música, hoy en día se haya limitado a un círculo reducido de audiencia; mientras que la "música" que producen los comerciantes, y que consumen las mayorías, se ha vuelto un excitante, una droga que a mayor volumen, mejor aturde. Su función ha quedado limitada a sonorizar un ambiente y a sobrestimular al público para condicionar sus respuestas a un consumismo inconsciente, inmediato y frenético.

    Desde la época de los griegos se sabía que la música podía facilitar la persuasión y la armonía social; pero también, que ciertas composiciones musicales causaban pereza e incitaban a la gente a realizar actos de agresión y desorden. Incluso Platón, en su obra La República, afirma que la música puede mejorar, pero también empeorar a los ciudadanos; por lo que señala la necesidad de desterrar a algunos artistas de su sociedad ideal, afirmando que con sus obras se estimula la inmoralidad.

    Ahora, más que nunca antes, existe una clara e infranqueable división entre la música como expresión artística, y la "música" que es fabricada únicamente para ser un producto comercial. Por supuesto, cuando en este trabajo se habla del valor formativo de la música y de los efectos benéficos que ésta proporciona a la vida del ser humano, nos referimos a la música de arte, a aquella que permite al individuo expresar y percibir la verdad y la belleza.

    Todos los que de alguna u otra forma nos dedicamos a esta disciplina artística, tenemos la obligación de dar a conocer los beneficios que la música de arte brinda, y así lograr rescatarla y ponerla al alcance de un mayor número de personas; para que, conociéndola, sepan distinguirla, valorarla, gozarla, y disfrutar de sus bondades.





    mas información ver http://www.redcientifica.com/doc/doc200209150300.html